CLIMA DE CLASSE

La creación de un clima de aula positivo y productivo depende directamente de la actitud que el profesor tiene hacia los alumnos y hacia sí mismo. Lambeth (2002: 2) manifiesta que "los profesores con altos niveles de eficacia personal aumentan el rendimiento del estudiante, siendo aceptadas sus ideas por éstos, usando la alabanza antes que la crítica, la perseverancia con los estudiantes más lentos, y usando su tiempo eficazmente".

Es fundamental que los profesores desarrollen un clima donde los estudiantes sienten que sus ideas y opiniones son valoradas y tenidas en cuenta, y donde los estudiantes acepten la responsabilidad de su propio aprendizaje y comportamiento, adquieran estrategias de aprendizaje, y entiendan las razones por las que existen reglas y normas de clase. Otro elemento relacionado con el ambiente de clase es el tiempo, muchas veces la mala administración del tiempo de clase, sobre todo en educación secundaria donde se dispone de una hora para la materia, conlleva un clima no muy idóneo para desarrollar el aprendizaje. El aprendizaje se promueve con el uso del tiempo. Karweit (1989) describió varios niveles del tiempo de clase, que son: tiempo asignado, tiempo educativo, tiempo contratado y tiempo académico de aprendizaje. La asignación de tiempo durante el proceso de panificación de clase es un asunto importante para aprovechar el espacio temporal del que se dispone, evitar perder tiempo en buscar el retroproyector o el vídeo (el profesor debe tener planificado y preparados todos los recursos que va a necesitar), y establecer rutinas pueden ser estrategias a utilizar. Dependiendo del método que el profesor utilice para captar la atención de los estudiantes, despertará o no la curiosidad de éstos hacia el material que presenta. Dar retroalimentación verbal o escrita a los estudiantes sobre su aprendizaje también genera un clima positivo, pues los motiva a seguir aprendiendo y aumenta su autoestima.